Los filtros de carbón activo de alta calidad pueden eliminar hasta el 99% de los residuos farmacéuticos del agua.
La Organización Mundial de la Salud describe estos compuestos como «sustancias químicas sintéticas y naturales que pueden encontrarse en medicamentos de venta con receta, medicamentos terapéuticos de venta libre y medicamentos veterinarios».
Los residuos farmacéuticos también entran en las fuentes de agua o los pozos a través de los desechos humanos, la eliminación inadecuada de medicamentos (por ejemplo, tirándolos por el fregadero o el inodoro) o las escorrentías agrícolas que contienen estiércol de ganado.
Los residuos farmacéuticos pueden suponer un riesgo para la salud humana, ya que descomponen las defensas inmunitarias y generan bacterias superresistentes.
COV (también conocidos como COV) denotan Compuestos Orgánicos Volátiles.
Los compuestos orgánicos volátiles son una clase que comprende diferentes compuestos químicos, caracterizados por su fácil vaporización a temperatura ambiente y capaces de reaccionar en la troposfera para formar compuestos contaminantes.
Incluyen hidrocarburos aromáticos (benceno, tolueno), derivados halogenados (por ejemplo, diclorometano), aldehídos (por ejemplo, formaldehído), cetonas (por ejemplo, acetona), alcoholes (por ejemplo, etanol, butanol), ésteres (por ejemplo, acetato de etilo) y otros compuestos (por ejemplo, ácido acético, acrilamida, nicotina, acetonitrilo).
Los COV pueden causar una amplia gama de efectos que van desde molestias sensoriales hasta graves alteraciones de la salud.
En efecto, en concentraciones elevadas pueden provocar efectos en numerosos órganos o aparatos, en particular en el sistema nervioso central.
Algunos de ellos son cancerígenos humanos reconocidos (benceno, tetracloruro de carbono, formaldehído, cloroformo, tricloroetileno, tetracloroetileno).
Un filtro de carbón activo de alta calidad puede reducir estos compuestos entre un 90% y un 95% por término medio.